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Personajes

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Carmen de Gaucín

Después de El Quijote, el personaje de Carmen es uno de los grandes mitos de la literatura universal, creado por Prosper Mérimée en 1845, uno de esos tantos autores que se enamoraron de España y que, gracias a sus viajes y otras experiencias, perpetuaron en sus obras esa fascinación por nuestras tierras. La Serranía de Ronda encandiló a más de uno, entre ellos, a Mérimée, ya que, según explicó Faustino Peralta, presidente del Centro de Estudios de Ronda y la Serranía, el verdadero mito Carmen, encumbrado con la ópera de Georges Bizet, nació en la comarca rondeña, concretamente en el municipio de Gaucín. “La verdadera Carmen, esa en la que se inspira Mérimée para crear su novela, no era ni sevillana ni trianera, era oriunda de la Serranía de Ronda. Su estancia como cigarrera en la Fábrica de Tabacos de Sevilla, donde arranca su historia de amor con el jaque José Lizarra, era absolutamente circunstancial”, indicó Peralta, que hizo referencia al libro de Salvador Martín de Molina, 'La Carmen desconocida', donde se aborda el origen del mito'.

Éste explicó que Carmen se dedicaba al contrabando de géneros desde Gibraltar al interior de la Península y actuaba también como espía y facilitadora de atracos de la Partía del Dancaire, que operaba en la Serranía. “Era una dedicación frecuente entre las mujeres serranas de la primera mitad del XIX, que subían desde el Peñón por las riberas del río Genal. Carmen se conocía nuestra serranía inhóspita, laberíntica y agreste a la perfección, primera razón que hace deducir que era de estos lares, Gaucín era el centro neurálgico de sus operaciones, donde siempre regresaba cada vez que tenía que viajar a otras poblaciones andaluzas”, argumentó este experto.

Según él, Mérimée creó el personaje de Carmen en 1845 basándose en varias historias. Por un lado, en la que le contó su gran amiga la condesa de Montijo en 1830, en su primer viaje a España, sobre la historia verídica de su propio cuñado, enamorado de una cigarrera; y, por otro, en la del jaque que termina matando a su amante bailarina por excitar de manera enfermiza y constante sus celos, pero en la construcción del personaje, según las investigaciones de Peralta, fue determinante un encuentro que mantuvo el propio Mérimée en Gaucín, en una especería, en la especería Castañeda, con una joven. “Mérimée se quedó prendado del descaro en los movimientos de la gaucineña, ella se le acercó para preguntarle, después de palpar la tela de su traje, si era paño de su país, asegurándole que se haría una hermosa capa con él. La joven ya se le había insinuado, y siguió preguntándole si eran guapas las francesas y si estaba casado; antes de recibir respuesta, le pidió que le hablara un poco en francés. Mérimée, turbado por tanta insistencia e insinuaciones, le espetó en francés: “que el diablo se la lleve a usted”. A lo que la joven de ojos negros le contestó: “qué extraña lengua, no se comprende nada y, sin embargo, ellos se entienden entre sí””, relató Peralta.

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Estos hechos, indicó el presidente del Centro de Estudios de Ronda y la Serranía, recuerdan al primer encuentro de Carmen con el soldado José Lizarra, en la breve novela de Mérimée. En la obra también aparece el paisaje “salvaje y romántico de Gaucín y las aguas entremares del Estrecho de Gibraltar, desde donde ella trapicheaba para surtir a sus contrabandistas escondidos en la sierra, y asaltara a los que trajinaba cuando iban de camino hacia Ronda. Dancaire era el jefe de la partía, pero Carmen era la proveedora de asaltos y quien negociaba desde Gibraltar todo el contrabando. Y es Gaucín a donde sale huyendo de Sevilla José”, explicó Peralta.

Este experto denunció el olvido de la Serranía de Ronda y de Gaucín en el mito de Carmen. “El verdadero éxito del personaje se obtuvo a través de la ópera de Bizet, estrenada el 3 de marzo de 1875, cuyo libreto de escaso valor literario, de Henri Meilhac y Ludovic Halévy, se inspiró en la novela de Mérimée, pero estos autores y el extraordinario compositor (Bizet nunca visitó España) obviaron nuestra Serranía en su grandiosa obra musical, y lo mismo hicieron los múltiples autores que posteriormente adaptaron el drama al cine, la danza o el teatro”, lamentó y añadió: “El drama de Carmen no se entiende sin el paisaje serrano, George Bizet, y quienes se inspiraron en él, deslocalizan y desnaturalizan el drama pasional que se produce en nuestras sierras y lo sitúa exclusivamente en Sevilla”, terminó.

https://www.diariosur.es/interior/carmen-merimee-gaucin-20170728125425-nt.html

http://www.salvadormartin.nom.es/index.php/mi-gaucin/104-carmen-en-gaucin

Doña María de Gaucín, Monja torera

Artículo de prensa publicado por Ronda Semanal.

Autor: Franciso J. Prieto (El Lince). Ronda, a 23 de marzo de 2008.

"La Monja Torera de Gaucín"

"Con esta letra flamenca de una Serrana de Gaucín de mi propia creación, sólo pretendo recordar, homenajear y animar para nuevas investigaciones del caso que ocurrió a primera mitad del siglo XVIII de doña María de Gaucín. Posiblemente fabuloso, lo recogió madame Dieulafoy en su libro “Aragón et Valencia”, donde nos habla de doña María como una mujer que se distinguió por su valor, hermosura y virtud y que dejó el convento para dedicarse a torear; pero pasaron los años y, tras triunfar por toda España, volvió seguidamente al convento, sin que las religiosas que la acogieron pusieran reproche alguno a pesar de su fama por las plazas.

Referencia en el Cossío

El caso que nos cuenta madame Dieulafoy es recogido por “El Cossío” del Espasa Calpe en su tomo “Los Toros IV”. El Cossío coloca a doña María de Gaucín en el capítulo “El toreo femenino”; en el apartado de aficionadas en el campo, pág. 120.

Miguel Vázquez González, en su libro “El Toro de Cuerda de Gaucín”, editado por Acento Andaluz (2001), también nos recoge el caso de la Monja Torera refiriéndose a las mismas explicaciones referidas en El Cossío.

Bastante atractiva es la fábula que escribe José María Herrera, “La Monja Torera”, en su libro “Doce historias de Ronda y un epílogo heróico” editado por José María Herrera y Manuel Serrano (2002), pág. 133. El autor retrata a Doña María de una forma diferente a las expuestas anteriormente . Para José María, Mariquilla –doña María- fue una joven de cara ancha y colorada, ni garbosa, ni guapa pero sí que destaca su fuerte carácter. A continuación resumo la fábula de José María Herrera.

Sin especificar

Fábula de la Monja Torera

“Mariquilla era una niña huérfana y desatendida que se pasaba el tiempo subida en las ramas de las encinas, viendo pasar los toros de las dehesas de Gaucín. Fue una hermana de su madre quien la convenció de que ingresara en el convento para que aprendiera un oficio. En el mes de noviembre de 1766, igual que todos los años, don Juan Romero celebra la función de toros en Ronda. Mariquilla asiste en calidad de ayudante del médico.

Tras una larga tarde de toros, la Monja, no pudo contener su curiosidad y prestó tanta atención en la faena que realizó don Juan Romero y tras el éxito de la misma, que Mariquilla, sin pensárselo, se despojó del hábito y decidió esa misma tarde dedicarse al toreo, tras varios años de fracasos por las plazas, la Monja Torera regresó al convento refugiándose en la paz del claustro, entre rezos y confesiones.

Pero Mariquilla volvió a ser noticia cuando el día 11 de mayo de 1784 la Maestranza de Caballería de Ronda organiza una corrida, las autoridades solicitan al convento una auxiliar para el médico y la superiora decide de que Mariquilla asista al festejo, por tener ella los conocimientos sanitarios necesarios. Mariquilla no quería ir, pero el voto de obediencia la obligaba.

La plaza estaba de bote en bote y al estar una parte en construcción, una de las columnas cedió, provocando el derrumbe de varios arcos, que sepultaron bajo los escombros a unas cincuenta personas, causándole la muerte a diez de ellas y siendo la primera víctima identificada como la Monja Torera, Mariquilla, Doña María de Gaucín".

Francisco J. Prieto, colaborador cultural y de flamenco del Ayuntamiento de Gaucín, ha dejado en estas páginas de Ronda Semanal una versión de la monja torera de Gaucín. Él, entusiasta de todo lo que hace referencia a su pueblo natal, en esta ocasión ha escrito sobre la historia de nuestro pueblo en la versión más taurina del término.

Difícil de imaginar que el toreo de finales del XVIII hubiere traspasado los muros del convento y que entre pasillos, celdas y claustro, amén de la oración, se hablara de la concepción del toreo al más puro estilo rondeño inventado por aquellas fechas por el maestro Pedro Romero.