Monumentos
Pueblo de los más bellos de la Serranía de Ronda, de calles que salvan la accidentada orografía a base de crear escaleras o empinadas cuestas, de casas eternamente blanqueadas y con expresión plástica de la arquitectura popular morisca, de entornos que atrajeron a pintores y escritores viajeros del siglo XIX.
En lo más alto del núcleo urbano se encuentran las ruinas del Castillo del Aguila o de Gaucín, que fue reconstruido en diversas ocasiones, la última en 1808 con motivo de la Guerra de la Independencia y reforzado en 1842 durante la regencia del general Espartero. La elevación del mismo, 150 metros por el este y el norte y algo menos por sur y oeste, forman las dos trabajosas entradas que tiene.
En el recinto hay tres aljibes y una mina o camino subterráneo de escape, obra de los árabes. Hasta el pasado siglo estuvo artillado y guarnecido. Junto a la fortaleza, por la parte oriental, está la ermita del Santo Niño que en un tiempo fue habilitada para cuartel y una de las torres del castillo para polvorín.
Ya en el casco urbano, la iglesia parroquial de San Sebastián, edificada a principios del siglo XVI y posteriormente restaurada hasta conferirle un aire renacentista en su fachada principal y torre campanario. El convento de los carmelitas fue anteriormente la ermita de la Vera Cruz y data de 1704.
Entre las obras civiles hay que mencionar la Fuente de los Seis Caños, del siglo XVIII, además de una serie de casas señoriales de los siglos XVII y XVIII, con puertas adinteladas y escudos nobiliarios tallados en piedra, además del amplio muestrario de rejas y balcones de hierro salido de las manos expertas de los artesanos de la forja y la fragua.